Por: Wilson Rivera Paniagua
Me decidí por el tema de los damnificados por el invierno por dos razones fundamentales; la primera es porque la situación crítica que se registra en La Dorada, Caldas es de candente actualidad, porque miles de personas sufren los rigores del desbordamiento del río Magdalena que subió su nivel de forma alarmante e histórica; La cota de inundación está fijada en 5.10 metros y actualmente supera los 7 metros. cuando se realizó la entrevista miércoles 20 de abril marcaba 6.30 metros.
La segunda razón es la falta de tiempo, porque llevo tres días atendiendo la emergencia desde las primeras horas de la madrugada hasta tarde de la noche; me la paso en las emisoras, el centro de mando unificado y los albergues, en mi condición de jefe de prensa de la Alcaldía. Por eso encontré la oportunidad especial para realizar el trabajo y no desprenderme de mis obligaciones laborales.
En uno de los albergues encontré a Nora, una señora joven, de la zona rural, muy delgada y con una historia que contar. Sencillamente la abordé y gustosamente accedió a dialogar para esta crónica; me contó las afugias que había pasado por el desbordamiento del río y cómo había tenido que salir con sus pequeños hijos.
Cuando fui a hacer la entrevista estaba que se caía un 'palo de agua' pero al comenzar, la tormenta se desplazó a otro sector y ese detalle me llamó la atención.
Además de Nora, entrevisté a la persona que coordina el albergue donde es atendida junto a su familia y me pareció importante incluir el parte oficial directamente entregado por el alcalde municipal.
Como acierto está la elección de la entrevistada que es el personaje principal, una mujer campesina, que habla hasta por los codos y es muy despierta. El desacierto está en que no pude abordar al esposo y alguno de sus hijos, para entrar más en contexto.
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